Pues las abejas nunca hablaron tanto como en mi clase; aún no se por qué se autodenominan así, pero Guadalupe confesó su adicción (pasajera pero adicción al fin y al cabo) por los libros; mientras que otra de las abejas de ojos grises dijo que tenía prisa por aprender a leer. Las adoro, representan todo aquello que yo nunca fui en mis 17 y al mismo tiempo, aún conservan esa mirada plagada de futuros que solo a cierta edad se tiene (bueno, el Tony Apeach aún la conserva).
En fin, son parte de mis casi 90 alumnos de tercer semestre que estas últimas dos semanas han llenado mis mañanas.
Mario y Angélica andan como perros y gatos toda la clase, dandose sapes y siendo sarcásticos el uno con el otro, jajajaja, no debería decirlo pero me dan mucha risa; Octavio siempre tiene la sonrisa en la cara e Ismael anda alborotando el gallinero, Gladis escribe muy bien, igual que Jannete... en fin, supongo que (como cantaría silvio Rodriguez) me recuerdan el prado de los soñadores.
... Y recuerdo a Chemita
...Y recuerdo a Chemita
... Y recuerdo a Chemita
¡¡¡Maravillosa la edad del ímpetu!!!!.
Buona note.
1 comentario:
Romina:Eres una niña muy querida. Que tu vida sea tan linda y rica como mereces por descarte y por ser quien eres.
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